Javier Payeras,
Guatemala
PLANETA
No tengo gente alrededor, me dejaron en mi planeta. Camino todo el día en calles donde no hay nadie. Entro por las puertas de todas las casas. Las carreteras son líneas nada más, no pasan carros, no se ve una sola alma. Las tiendas han sido abandonadas. Los edificios son cadáveres de polvo. todo está tan solo y es tan vasto.
Mi mundo es enorme desde que se quedó sin gente.
Se fueron por la noche y no me dijeron nada. Construyeron sus naves en secreto, ocultaron muy bien su plan de abandonarme.
No tengo nada qué hacer si en esta soledad solamente quedaron las cosas.
Todo lo que alguna vez fue mi vida, viaja ahora por el espacio. Mi familia, mis vecinos, mis compañeros de trabajo...
Me dejaron monstruos. Una huella de combustible. El surco de nubes en el cielo. Invierno en tenazas. Dos langostas gigantes. Algunos reptiles. Una catedral de cohetes y antenas.
Plástico y basura cibernética.
Las calles se quedan poco a poco sin luces y la lluvia está encharcando en todos lados. Ya no es tarde, ya no puede ser tarde, ya nunca será temprano ni nunca volverá a ser nunca.
Se acabaron las promesas. También las contradicciones. Se fugó la depresión con potentes turbinas. Solo queda tiempo inútil para invertirlo inútilmente.
Cada quien sabe que al dejarlo todo siempre se corre el peligro de estar muerto. Sin embargo no pareció importarles. Se lanzaron con arrebato hacia otro mundo, otro sitio que ni siquiera imaginaron. Están por todo el cielo.
Cada locura imagina de distinto modo el futuro. A veces son máquinas, a veces plantas carnívoras, dinastías de simios, antimateria, máquinas o clones. Nadie se imagina esta soledad.