25/7/20

El señor...

Por Francisco Garzaro,
Guatemala



EL SEÑOR QUISCALUS MACRURUS NO ES UN PERIODISTA INGLÉS


   Tampoco podríamos afirmar que el señor Macrurus llegó a estas pintorescas y tropicales tierras centroamericanas a la usanza de aquellos viejos flemáticos colonos británicos enfundado en bien planchado traje blanco y pipa y peculiar sombrerillo de palma.

   Tampoco es cierto que este extraño tipo Macrurus vistiera alguna vez pantaloncitos cortos a la cómoda y ventilada manera de Lord Baden-Powell of Gilwell y sus puntuales paisanos.

   Tampoco Macrurus se ha ocupado jamás de la política ni estuvo nunca afiliado a partido alguno y ni siquiera compra diarios ni pierde su valioso tiempo viendo la televisión.

   Y tampoco –¡por favor!– podríase endilgar a este personaje de tan alcurnioso apellido Macrurus el sambenito de hippie panajacheleño, ya que Quiscalus ni es ojiazulado ni lleva greñas ni mochila ni sueño.

   Quiscalus Macrurus tampoco pertenece al honorable Cuerpo Diplomático acreditado en Guatemala y, por supuesto, no vino al país como miembro del pintoresco "Cuerpo de Paz" norteamericano. Tampoco Macrurus trabaja para ninguna universidad estadounidense ni alemana ni holandesa ni canadiense ni escandinava ni oenegé alguna, que estuviera interesada en continuar estudiándonos a todos nosotros los especímenes faunoparlopensantes que entre tantos agrios dimes y diretes habitamos estas coloridas regiones de trópico, de pena e impunidad.

   Y Quiscalus Macrurus no ha tenido que ver con la Perestroika ni con los Versos Satánicos ni con los Bomberos Municipales ni tampoco con los extraños destellos luminosos voladores que ha algunos años atrajeron turistas nacionales noche a noche a las cercanías del tranquilo Sanarate y, aunque conoció a Luis Domingo Valladares, jamás nunca cruzó palabra con él ni con el expresidente Cerezo ni con el vocero del Insivumeh; jamás ha estado cerca ni ha conversado con Santa Clós ni lo hizo con el gordo Sanchinelli ni menos aun habría participado jamás en las actividades culturales del recordado viejillo don Tasso Hadjidodou –"Taso how do you do"– con quien por supuesto Macrurus no tiene, ni tuvo, ningún parentesco en lo absoluto.

No. Definitivamente no. Macrurus no tiene que ver ni con los presidentes ni con los coroneles ni con los maestros de artes ni con los pintores de brocha gorda. En una palabra, Quiscalus no requiere de tecomates para nadar. Ni sabe de cine ni de cálidos licores ni de preciar antigüedades. Es tan sencillo este Macrurus como la sonrisa del inocente o como treparse cantando a un autobús o como ponerse la camisa o como saludar a un cura en la mañana.

   Porque Quiscalus Macrurus no es un periodista inglés. De ello está lejana cualquier sospecha. Quiscalus ni tan siquiera es inglés. No lleva país ni pasaporte este Macrurus. Quiscalus es poeta. Quiscalus el poeta urbano de los aires y de los remolinos. Macrurus poeta alegre de los parques y de las alamedas. Quiscalus de los altos pinos y de los cipreses y de todas las arboledas y de los caminos.

   Quiscalus papalote piruetero de las alambradas y de los tejados y de los potreros y de los llanos largos.

   Todos y todas conocemos al señor Quiscalus Macrurus quien obviamente no es un periodista inglés. Quiscalus Macrurus sin papeles ni fronteras. Quiscalus Macrurus populorum por todas partes. Quiscalus desde nuestra niñez. Macrurus desde nuestras barranqueadas. Quiscalus hagamos un pulso. Macrurus desde nuestras correrías honda-de-hule-canche en mano para matar al clarín de los atardeceres.

   Todos y todas conocemos a este señor Quiscalus Macrurus tacuche café cuando va de ella, negro-azulado cuando va de él. Macrurus incansable fraile volador de las barriadas bullangueras y de las palanganas. Quiscalus chucho juguetón de los aires. Sobreviviente Quiscalus de los criminales gases urbanos y de los insecticidas y la deforestación. Cantata heroica Macrurus cotidiano. Quiscalus libre nunca mascota.

   (O quizás reconozcamos más fácilmente a este señor, a esta señora Quiscalus Macrurus por su nombre popular, cotidiano. Simplemente, con cariño, con sencillez: ¡don Zanate! Nada más).





Nota:
En otras regiones de América las variedades Quiscalus tienen diversos nombres: Quiscalus mexicanus, Quiscalus lugubris, Quiscalus major, Quiscalus nicaraguensis, Quiscalus niger, Quiscalus palustris, Quiscalus quiscula, entre otros.