4/10/21

Los Picapiedra

Francisco Garzaro,
Guatemala

Los Picapiedra


   Finalizando los años cincuenta e iniciándose la época de los sesenta del siglo pasado, cuando la televisión aún no se imponía al público en esta pequeña república centroamericana llamada Guatemala, la radio mantenía su hegemonía como medio de comunicación masivo. Era yo un adolescente radioescucha. Una oleada de música norteamericana hacía su aparición con el nuevo ritmo que se imponía entre los adolescentes. El rock´n´roll. Y lo hacía con fuerza resonando diariamente en algunas radios e imponiéndose a la música ranchera mexicana. Así recuerdo la radio 9.80, la 1210. En éstas escuché por primera vez a Bill Haley y sus Cometas, a Elvis Presley, Chuck Berry, Little Richard, Jerry Lee Lewis, Fats Domino y otros menos "rockeros" como Pat Boone o Paul Anka, Harry Belafonte...

   Los jóvenes de clase media urbana guatemalteca éramos los nacientes rocanroleros. Conforme crecía esta oleada en Guatemala, pronto llegó al país la versión del rock´n´roll en español con grupos mexicanos como Los LLopis, Teen Tops, Hooligans, Locos del Ritmo, Johnny Laboriel y los Rebeldes del Rock, y cantantes como Enrique Guzmán, César Costa, Alberto Vásquez, Manolo Muñoz, Angélica María, Julissa, entre otros más.

   Y yo no sería la excepción entre los aficionados al rock´n´roll. Mi padre, Oscar Garzaro, de familia italiana inmigrante, era un cantante de tangos en las radios locales y, además, un fino artesano de la madera. Veía en mí, supongo, un proyecto musical, pues pronto tras cumplir mis 15 años me obsequió una guitarra Egmond holandesa y empezó a mostrarme en la guitarra las posiciones elementales de los acordes. Él veía en mí a un posible joven acompañante guitarrista para sus tangos, pero yo solo tenía oídos para el rock´n´roll.

   Más luego que tarde empecé a tocar "de oído" las piezas que escuchaba en la radio. Estudiaba la Secundaria en el colegio "La Juventud". Allí, mi compañero de clase, Edin Reyes, estaba, igual que yo, entusiasmado con el rock´n´roll. Él era seguidor de bateristas como Gene Krupa, Joe Morello y del "bataquero" del grupo The Ventures, y, por supuesto su instrumento en mente era la batería. De hecho utilizaba sus dedos índices para redoblar sobre la tapa del escritorio en el salón de clases. Pronto surgieron otros muchachos que se nos sumaron en el entusiasmo. Eran jóvenes de mi vecindario en la colonia Las Victorias y la 10 de Mayo, ambas en la zona 1 de la capital guatemalteca: Carlos Secaira, acordeón, Hugo Meza, guitarra, que utilizaría poniéndole cuatro cuerdas gruesas, como bajo, y Armando Ponciano, guitarra.

   Así se originó el grupo Los Picapiedra, al final de 1961 o inicios de 1962. Este nombre se escogió entre un listado que elaboramos a pura chanza. Curiosamente no se escogió por alusión a la famosa serie de televisión The Flinstones, sino que bromeábamos entre nosotros en sentido de que, por "asesinar" a la música, podríamos hacernos merecedores de ir a prisión y que ahí, entonces, presos, probablemente nos enviarían a picar piedra para hacer caminos como hacían, según se repite, con los presidiarios durante el régimen del dictador Jorge Ubico. De tal idea, "los picapedreros".

   En Los Picapiedra toqué la primera guitarra e hice de cantante; Armando Ponciano la segunda guitarra (rítmica), y Hugo Meza convirtió una guitarra en bajo cambiándole las seis cuerdas por cuatro de las que usan los guitarrones mexicanos. Estas guitarras y el "bajo" fueron transformados en instrumentos eléctricos por mi padre, adaptándoseles micrófonos japoneses Teisco. En amplificación utilizamos amplificadores Pacemaker. Y mi padre donó a Los Picapiedra una preciosa batería Ludwig que fue estrenada por Edin Reyes, nuestro baterista original.

   Ensayábamos en mi vivienda y nuestro primer público fue la gente del vecindario. El grupo fue consolidándose y el repertorio de piezas creció. Hubo composiciones propias y otras que copiábamos de nuestros grupos extranjeros favoritos. Tocábamos no pocas piezas instrumentales de The Ventures y del Bill´Black Combo.  

   Quien nos dio a conocer fue Danilo Sanchinelli. Él organizaba eventos artísticos en las salas de cine, y en el Gimnasio Nacional Olímpico actuamos junto al cantante mexicano Enrique Guzmán. Danilo se presentó a uno de nuestros ensayos y nos contrató. Con él actuamos en cines, teatros y otros locales de la capital, y algunas veces fuimos al interior del país. En la capital actuábamos como parte de su show llamado "Danilo Sanchinelli y sus Estrellas", y cuando íbamos a los departamentos se llamaba la "Caravana Artística de Danilo Sanchinelli" o algo parecido. En los cines y teatros capitalinos el espectáculo se presentaba al momento del intermedio, entre películas vinculadas al rock´n´roll. Allí actuábamos a la par de un cuerpo de baile "a go go". Comenzaba la moda de los pantalones "campana" y después llovieron las minifaldas. Al poco tiempo nos enteramos que se formaban ya otros grupos de música juvenil y algunos incluso eran de corte tropical, así como cantantes solistas de ambos sexos.

   Sanchinelli empezó a incluir en sus espectáculos a otras agrupaciones de rock que iban formándose, y para atraer público usó aquello de los "mano a mano" entre los grupos musicales. Para mí era (y es) un ardid desagradable, casi indignante, pero ni modo, era su estrategia para comercializar el espectáculo. De aquella época recuerdo la participación de Los Reyes del Ritmo, Los Terrícolas, Los Ciclones, Los Black Cats, Los Jets, Los Holidays, Los Traviesos, Los Calipsonians de Belice, entre otros.

   Los Picapiedra actuamos en la televisora Canal 3, así como en varias radioemisoras capitalinas y especialmente en las tardes musicales de la Radio Progreso, del señor Andrino, ubicada en una segunda planta en la 6a. avenida, llegando a la 11 calle de la zona 1 de la capital guatemalteca. También actuábamos en fiestas particulares y en muchas kermeses de colegios capitalinos.

   En Los Picapiedra hubo algunos cambios en cuanto a músicos se refiere. Hugo Meza se retiró y en el bajo fue sustituido por Roberto "El Choco" Piedrasanta, quien ya utilizó un bajo eléctrico Egmond; Carlos Secaira, acordeonista, fue sustituido por el pianista Luis Contreras, alumno del Conservatorio Nacional; el baterista original, Edin Reyes, que se retiró, fue sustituido por Mario Palomo, un excelente baterista. Además se sumó por un tiempo "Lana", un sax alto quien también era estudiante del Conservatorio Nacional. Más adelante se contó con el sax tenor de José Víctor Alburez, "Cashul", quien también utilizaba el piano. 

   Una día, mientras cumplíamos un contrato en una kermesse del colegio Bethania, adonde dispusimos llevar únicamente un amplificador grande que una amiga nos había prestado, que permitía la conexión del bajo y de dos guitarras eléctricas que mi padre nos había hecho, llegaron a casa unos jóvenes preguntando por mi madre; le indicaron que yo les había pedido llevarme las guitarras, amplificadores y bocinas que habían quedado en casa porque las necesitábamos en la kermesse. Mi madre entregó todo ese equipo sorprendida en su buena fe. Y Los Picapiedra, por robo, nos quedamos sin la dotación de nuestros instrumentos principales.

   El grupo duró un tiempo más, hacia 1964, y finalmente quedó disuelto. Algunos de sus integrantes llegaron a formar parte de otros grupos, como el de Los Marauders en el caso de Mario Palomo. Tras aquellas experiencias en el rock´n´roll, decidí abandonar la guitarra eléctrica y estudiar seriamente la llamada guitarra clásica, sobre todo en el aspecto técnico, lo que me llevó a estudiar teóricamente la música, lo cual me permitió la lectura y composición de partitura. Sirva para la memoria.