5/3/24

Soy poeta...

Javier Payeras,
Guatemala


SOY POETA... CARAJO



   Algo queda vacante cuando se va la inocencia, ¿inocencia o ingenuidad?, puede que la confusión entre ambas palabras -ambiguas al fin- sea el paso que nos obliga a escribir desde muy temprano. Se abre la claridad y hay un montón de colillas de cigarro revueltas con fideos en una caja de comida china, anotamos el desastre y nos sentimos lejos del mundo… sedientos de estar solos. La inocencia se pierde entonces cuando reclamamos esa soledad que en la madurez se acentúa con más claridad: pocos amigos, horarios rígidos y prioridades de vida. 

   A veces caminamos buscando muelles y nos damos cuenta que nuestra ciudad no tiene vista hacia el océano, apenas un cielo rayado de cables que van directo a postes parecidos a crucifijos, por las noches el cielo desaparece ante los letreros inmensos de los McDonald´s y uno se queda entonces paralizado tratando de comprender que todo futuro va directo a la nostalgia y que los días son más líquido que tierra firme.

   Acaso lo que nos va sumando la experiencia es precisamente la imagen anticipada de un final. Un final que no es como pensamos: un cielo martillado mientras las luces van apagándose como en una película de Antonioni… Realmente los finales que vivimos tantas veces en la vida son situaciones más humildes: vivir de la escritura (esperando ganar para vivir de ello) o el día que nos retiramos para siempre de los bares o las muchas despedidas que lleva encima la palabra “escritor”. La poesía enciende los cirios de aquellas habitaciones donde nos cortaron la luz, queda pues enunciar y definir el carácter… soy poeta, carajo.